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Esta semana se hablará de... La vuelta del dilema del delivery

Repasamos todos los puntos a tener en cuenta para sacar rentabilidad a esta nueva línea de negocio


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Artículo escrito por: Rentabilibar.

25-01-2021

Estamos cerrando enero con una velocidad desenfrenada. Nos están cambiando las reglas cada poco tiempo. El ritmo es tal, que nos informan de un cambio que nos afecta a los hosteleros un viernes, el lunes entra en vigor y el jueves siguiente ya están anunciando reuniones para volver a dictar nuevas restricciones. Vivimos en un bucle que nos marea y nos perturba y que no nos permite tomar decisiones más allá del horizonte de la semana en la que vivimos.


Lo único que parece inmutable entre tanto cambio es el delivery. Aguanta carros y carretas, llevamos meses escuchando hablar de él como la tabla de la salvación a la que tenemos que agarrarnos ola tras ola. Las administraciones públicas lo fomentan, incluso, en algunos casos lo ven como un sustitutivo del servicio presencial. Como si una cosa fuera igual que la otra para el hostelero.


Pero, ¿el delivery compensa? ¿Es bueno para todos? ¿Qué riesgos corremos y qué beneficios podemos obtener?



Es obvio que todos los hosteleros, en algún momento de esta crisis, se han planteado la opción de dar delivery. Incluso los más reacios se lo han planteado aunque, antes, lo vieran como algo muy lejano para ellos.


La rentabilidad del delivery depende de muchos factores. Cada bar o restaurante es un mundo, pero, desde Rentabilibar, queremos darte un guión para pensar en ello, para reflexionar en si merece la pena o no y, sobre todo, queremos decirte en qué errores no puedes caer.


Los errores principales a la hora de lanzarse al delivery


1

No saber si vas a ganar dinero o no. O lo que es lo mismo, no conocer tu estructura de costes. Si no sabes los márgenes en los que está tu carta ni la rentabilidad de tu negocio, no podrás saber si te puedes permitir pagar las comisiones (entre un 20% y un 40%) de las distintas plataformas de servicio a domicilio. Así que, como consejo de la semana, os animamos a que aprovechéis que acaba de finalizar 2020 para hacer vuestra propia cuenta de resultados del año pasado y, de esta manera, conocer la realidad de vuestro negocio.


2

 No conocer todas las opciones ni negociar con todos los operadores. En la actualidad, hay muchos operadores distintos que ofrecen servicios de delivery. Los hay que tienen una aplicación propia, los hay que te integran los pedidos del servicio a domicilio dentro de tu página web y los hay que te crean una app personalizada para tu restaurante desde la que tu cliente puede hacerte los pedidos directamente y sin pagar tantas comisiones. 


Es indispensable conocer todas las opciones para tomar la mejor decisión. Además de conocer tus ratios, como hemos hablado, es ideal que conozcáis a vuestro público objetivo y saber dónde vive. También es recomendable que sepáis cómo de familiarizado está con las aplicaciones de los smartphones y cómo de fidelizado está con tu marca. Cuanto más fidelizado esté el cliente con tu marca, más fácil será para ti salirte de los operadores globales que más comisiones cobran.


3

 No saber las repercusiones legales de empezar con el delivery. Tenéis que tener en cuenta que, empezar a hacer delivery significa reanudar la actividad de la sociedad de vuestro restaurante. En este punto, hay tantos casos como hosteleros. Pero, en líneas generales, os queremos recomendar que si estáis inmersos en algún tipo de ERTE o estáis cobrando la prestación por cese de actividad, os informéis bien porque el delivery puede ser incompatible con el normal desarrollo de estas ayudas. O puede ser que, debido a las ventas del delivery, os quedéis fuera de alguna de las subvenciones que marcan como requisito una bajada significativa de la facturación (en torno al 70%).


4

 Pensar que “todo vale”. Pues no, no todo vale. No toda la carta de tu restaurante es apta para enviarla a casa de tus clientes. Por varios motivos que van desde la rentabilidad, ya que habrá platos que dejen de ser rentables al tener que pagar la comisión a las operadoras, hasta las condiciones en las que lo recibe el cliente como la temperatura o la estructura del plato. Os recomendamos que tratéis al delivery como un nuevo departamento, que calculéis su rentabilidad, que hagáis una carta acorde a sus características, que lo comuniquéis en vuestras redes y en vuestro local como un servicio nuevo y complementario pero no sustitutivo o que pretenda igualar a la experiencia de comer en vuestra sala. 


Tenemos que asegurarnos de que los platos que enviamos a casa de nuestros clientes van a llegar con el mismo nivel de exigencia que tenemos en nuestros restaurantes ya que nuestra imagen está en juego en cada pedido que sale de nuestro local.


5

 Perder el concepto. El concepto es la personalidad de nuestro restaurante. El paraguas del que cuelgan todas las características y las cualidades de nuestro local. Si perdemos el concepto, lo estamos perdiendo todo. En la mayoría de los casos, nuestra oferta gastronómica está unida a la experiencia en nuestro local y nuestro concepto unida a ambas. Por lo tanto, será complicado transmitir eso mismo al cliente y es muy normal que decidamos modificar nuestra carta para el delivery. Pero eso no quiere decir que podamos adulterar nuestro concepto. El reto que tenemos es el de ofrecer lo que somos sin dar lo que solemos dar en nuestro restaurante.


6

 Necesitarlo. Puede parecer paradójico pero uno de los principales problemas del delivery es necesitarlo para sobrevivir. Ese caso se dio en marzo, en ese momento, muchos compañeros hosteleros se lanzaron desesperadamente al delivery sin cálculos ni estrategia porque lo necesitaban. Necesitaban liquidez, necesitaban facturar como fuera, necesitaban darle salida a la mercancía de las cámaras, necesitaban estar entretenidos… 


El delivery no hay que necesitarlo, hay que quererlo. Hay que planificarlo, comunicarlo y lanzarlo como una nueva línea de negocio o como un nuevo departamento. ¿Cuál fue el problema de aquellos que lo lanzaron por necesidad? Pues que, en cuanto pudieron abrir sus restaurantes de nuevo, lo dejaron porque no les compensaba. Está claro que, cuando se hacen las cosas sin pensar, las posibilidades de que “compense” son muy pocas. Además, abrir delivery, cerrarlo, volverlo a abrir porque hay restricciones, volverlo a cerrar… todo ese ciclo genera desapego y desconfianza en el cliente.


7

 Pensar que solo hay una manera de llegar a las casas de nuestros clientes. Siempre hemos asociado el delivery a la comida rápida y, por lo tanto, al consumo por impulso. La mayoría de las compras de delivery cumplen ambas cualidades. El problema es que la mayoría de restaurantes no están preparados para cocinar tan rápido ni para asumir mucho más trabajo en mitad de un servicio si su sala o su terraza están llenas. Los hosteleros tenemos que pensar que hay más opciones, que la experiencia del cliente puede ser distinta a la habitual. Por ejemplo, seríamos más rentables si la compra y el envío fueran programados con antelación o si nosotros le sirviéramos al cliente la comida “lista para calentar y servir”. De esta manera, el cliente puede hacer el pedido en cualquier momento de la semana y recibirlo cuando nosotros queramos. 


Durante estos meses, la hostelería le ha perdido el miedo a la mensajería y vemos que fabadas de restaurantes estrella Michelin van cruzando España de norte a sur con dirección a las casas de clientes que, hace unos meses, nunca se hubieran planteado ni por asomo el pedir una fabada por paquetería. Os recomendamos que no os ciñais al sistema de delivery más habitual y que probéis otras opciones como el envío por mensajería, el encargo planificado o el batch cooking (hacerle al cliente la comida para toda una semana y llevársela a casa en un solo envío).


8

 No cuidar el packaging. El embalaje tiene que estar muy pensado y muy estudiado, tanto en formatos, como en costes, como en ser útil para los distintos usos que el cliente le necesite dar en su casa. En nuestra web tenéis distintos tutoriales y artículos para sacarle el mayor partido a esta parte tan importante en la experiencia del cliente.


En definitiva, si os lanzáis al delivery hacedlo con una determinación firme, una estrategia creada, unos cálculos de costes y de rentabilidad hechos y con una apuesta a largo plazo. Vuestro cliente os lo agradecerá y las posibilidades de éxito serán mayores.


¡Feliz y rentable semana, amigos hosteleros!


Comillas

El reto que tenemos es el de ofrecer lo que somos sin dar lo que solemos dar en nuestro restaurante.

Comillas

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